Historia

Poco tiempo después de asumir como intendente de Montevideo en febrero de 1948, Germán Barbato remite a la Junta Departamental de Montevideo el Plan Sexenal de obras. En su tercera etapa, correspondiente al año 1950, se proyecta el “Edificio e instalación del Museo Municipal de Ciencias en el Parque Pereyra Rosell”. El Planetario de Montevideo Agrimensor Germán Barbato es justamente fruto de ese proyecto inicial, mucho más ambicioso.

Inaugurado en 1955, fue el primero en Iberoamérica y uno de los primeros del mundo en instalarse luego de la Segunda Guerra Mundial. Fue durante sus inicios un referente continental, y reflejó la inquietud de un grupo de personas vinculadas a la astronomía, en primer lugar del Doctor Félix Cernuschi, fundador del Departamento de Astronomía de la vieja Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República con un importante número de aficionados a esta ciencia, que poco tiempo antes habían fundado la Asociación de Aficionados a la Astronomía, y además con el propio Agr. Germán Barbato, quien no sólo era Intendente de Montevideo en todo ese período, sino docente de Cosmografía en Educación Secundaria, y un connotado aficionado a la Astronomía.

La construcción del Planetario de Montevideo concitó el interés internacional, como lo muestra la publicación ”Sky & Telescope”, que le dedicará la tapa del número 9, Vol. XIII de julio de 1954, y un artículo en páginas centrales.

La misma inauguración del Planetario mostró que el público montevideano aguardaba con gran expectativa la instalación de éste en su ciudad.

Nigel Wolf , primer director del Planetario de Montevideo, afirmó en esos días: “El extremo entusiasmo que está mostrando Montevideo por su Planetario es arrollador. El gran interés por la ciencia y la cultura en esta ciudad, ya había anticipado éxito para el Planetario, pero no ciertamente al punto de necesitar escuadrones de policía montada para controlar a la multitud demandando su admisión! La reacción pública prueba que este novísimo Planetario debe ser también el más popular del mundo.”

La sala principal, Galileo Galiei, cuenta con una bóveda de 18 metros de diámetro y una capacidad de 250 localidades. Allí está instalado el Instrumento Planetario, Spitz, modelo B, único en su estilo aún en funcionamiento. A éste se suma una serie de instrumentos de proyección auxiliares de última generación (cañones de video, proyectores de efectos especiales, equipamiento de audio, etc), donados por el gobierno del Japón.